Niños hacen cola en el único grifo del pueblo. Al fondo, la estructura incompleta de lo que debía ser un tanque elevado para almacenar agua. |
Un
esqueleto de cemento y fierro: a eso se resume el proyecto de agua que el FPS y
la Alcaldía financian en esa comunidad. La empresa Vera-Véliz ha agotado tres
veces los plazos y la obra no avanza.
“Hace
años que venimos pidiendo un tanque elevado para poder abastecernos de agua en
esta comunidad, pero las autoridades nunca nos han escuchado”, dice al borde de
las lágrimas una mujer que se identifica como Lola.
A
unos cincuenta metros yace inerte una estructura de cemento y fierro a medio
hacer. El esqueleto abandonado forma parte del programa nacional “Mi Agua I” y,
según archivos oficiales, le ha costado a Alianza 962.687 bolivianos, de los
cuales el 85 por ciento lo ha financiado el Fondo Nacional de Inversión
Productiva y Social (FPS), mientras que la Alcaldía de Minero ha puesto 142.786
bolivianos, los que ya fueron desembolsados en su totalidad (POA 2011), eso sin contar el monto destinado a la supervisión. En
teoría ese monto debía cubrir la construcción de un sistema de agua (un tanque
elevado y conexiones domiciliarias de agua potable en todas las viviendas de la
comunidad).
En
esa área hay también cuatro pozos, dos que nunca sirvieron para nada, otro que
es el que abastece de agua a la comunidad, y uno de la Gobernación , que es el
que deberá subir al tanque y conectarse a una red matriz para distribuir el
agua a las viviendas.
Pero
Alianza, que acaba de cumplir 50 años de existencia, no pudo estrenar la
anhelada obra. Y no hay señales de que la vayan a terminar pronto. Los
comunarios no solamente se sienten engañados; se sienten humillados.
Mientras
se realiza el acto central de festejos, al pie de un viejo tanque de plástico
niños hacen cola en torno a un grifo esperando llenar sus galones de diez litros. Es normal
verlos en esas calles de tierra empujando una carretilla con varios galones de
agua; es el trabajo que realizan desde varios años atrás.
Alianza
siempre sufrió este problema pero ningún alcalde tuvo la capacidad necesaria
para darle una solución final. Los comunarios tenían la esperanza de que el
programa “Mi Agua” –que tanto alaba el presidente Evo Morales cada vez que
entrega cheques– iba a terminar con esta pesadilla. Pero su esperanza se trunca
por las decisiones políticas que acaban postergando una obra que la empresa
constructora debió haber terminado en 150 días y todo lo que hay es un
esqueleto de cemento y fierro.
En
2011 el gobierno municipal recibió 300 mil dólares del programa “Mi Agua”. Se
suponía que ese dinero iba a resolver las demandas de agua no solo de Minero
sino también de las comunidades rurales. Una de esas comunidades era Alianza. Pero
los intermediarios de la política siempre lo complican todo, peor aún
con la división que existe en el MAS-IPSP.
Nadie
sabe si Alianza podrá estrenar finalmente su sistema de agua. La obra debió
haber sido entregada hace tiempo, pero estamos en agosto de 2012 y no hay nada,
solo un esqueleto. A eso se resume aquí el “Vivir bien” y da lo mismo si estás
con Tupa o con el senador Ávalos porque igual estás jodido.
Los
comunarios se sienten impotentes ante el engaño. Están cansados de oír promesas
que nunca se cumplen. Pero no solo se trata de promesas que no se cumplen sino
de un verdadero atentado a la salud pública ya que el agua que los niños están consumiendo
no es agua potable. Aquí el Art. 20 de la Constitución es una pantomima.
“El
agua que tomamos aquí es pésima y sale con arena”, afirma la mujer antes
mencionada. Ella se lamenta de la indiferencia de las autoridades municipales.
“Siempre hemos estado en la Alcaldía pidiendo y pidiendo y nada. Estamos
cansados de tantos años que nos vienen [mintiendo], promesas tras promesas,
gestiones tras gestiones, alcalde tras alcalde y nunca [nos ponen el sistema de
agua]”, agrega doña Lola, que también lamenta el sacrificio que tienen que
hacer los niños todos los días. “Nuestros niños sufren acarreando agua en
carretillas”, asegura ella.
De
acuerdo al relato de otros vecinos, en las campañas electorales candidatos de
todas las tiendas políticas vienen al pueblo y lo primero que ofrecen es el
servicio de agua potable.
“En
vez de sentirme orgulloso, hoy me siento muy triste”, dice por su parte Eloy
Salazar, que tuvo que arrebatar el micrófono para poder hacer uso de la palabra
ya que no había sido incluido en el programa oficial de festejos. Pero el único
que lo escucha es el alcalde Freddy Rivero. De los cinco concejales minereños,
ninguno tuvo el coraje de asistir y acompañar a los comunarios en una fecha tan
especial, ya que cumplen 50 años de historia.
Hubo
uno, el concejal del MAS, que apareció justo para el almuerzo de camaradería. Llegar
tarde no es delito, pero algunas autoridades lo hacen para no oír los lamentos
de sus “hermanos”. Es una manera de no darse por notificados.
Al
presidente del Comité pro Agua le ha dolido la ausencia de los cinco concejales
minereños. Pero ¿qué iban a decir los concejales? ¿Cómo iban a justificar ellos
que una obra tan necesitada por los comunarios se encuentre ahora paralizada y
que no hagan nada al respecto? Pero nuestros concejales de papel tienen otras
prioridades, ellos utilizan a la gente como escalera para subir al poder y una
vez en el poder se olvidan de la gente. Por eso los concejales no sienten esta
necesidad urgente de Alianza. Les importa un carajo.
Salazar
tiene claramente identificados a los actores de esta postergación: el alcalde,
la empresa Vera-Véliz, el FPS y el concejal que suele reclamar su credencial de
representante del programa “Mi Agua” en Minero.
Los
comunarios ya han perdido la paciencia. No sería raro verlos un día de estos
por Minero en alguna movilización callejera frente a la Alcaldía o el Concejo,
y estarían en su justo derecho por la forma sistemática en que son engañados
por el poder político.
Eloy Salazar, presidente del Comité pro Agua, y el "trabajo" que los niños tienen que realizar todos los días. |
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