Se
está haciendo costumbre que el Concejo Municipal suspenda sus sesiones
ordinarias por cualquier motivo. De acuerdo a normas internas en vigencia, las
sesiones ordinarias están programadas para los días miércoles a las 15:00 p.m.
La anterior semana la reunión fue suspendida porque a los cuatro munícipes
oficialistas se les ocurrió asistir a una sesión de la Asamblea Legislativa
Departamental en la que se iba a aprobar la contraparte de la Gobernación para la
circunvalación oeste. Pero en honor a la verdad, daba lo mismo si los
concejales minereños iban o no a esa reunión ya que igual los asambleístas
tenían que aprobar el convenio. Su presencia en Santa Cruz fue una pérdida de
tiempo. El miércoles 3 de octubre la sesión ordinaria fue nuevamente
suspendida, según la versión del concejal que siempre le hace los dos tercios
al oficialismo (en nombre dizque de una “oposición constructiva”), porque la
presidenta del hemiciclo estaba de duelo y porque además el concejal Valerio Rodríguez
“casualmente” ese día había pedido licencia para reunirse con la ABC , lo cual obviamente podía
haber hecho cualquier otro día. Pero aun con la ausencia de esos dos concejales
había quórum para llevar adelante la sesión. Sin embargo, oh sorpresa, porque
–según el mismo relato– el concejal del MNR llegó faltando dos minutos para las
15:00 p.m. y se fue exactamente a esa hora y no esperó ni un minuto más a pesar
de que el Reglamento Interno establece una tolerancia de 15 minutos, dejando
solos a los otros dos munícipes, quienes empero no tenían de qué preocuparse
porque igual iban a cobrar sus dietas por el solo hecho de haberse presentado a
una sesión que finalmente no se realizó. Alguien debería poner coto a esto
porque ya es el colmo que, entre 337 municipios que existen en Bolivia, solo en
Minero se dan el lujo de sesionar una vez por semana (muchas veces las
reuniones no duran ni dos horas). Incluso ha habido casos en que un concejal ha
pedido licencia para asistir a eventos de proselitismo político, u otro que, según
confesara cínicamente, había pedido licencia para irse de pesca. Y mientras los
concejales sesionan cuando les da la gana, los vehículos del municipio se los
roban o simplemente desaparecen, las obras siguen paralizadas, los vecinos del
barrio Progreso siguen viviendo “con esa mierda ahí” (como diría la señora de
Cosmin), en un círculo vicioso en el que nada sale bien y lo poco que se hace
se hace mal, y no hay quién defienda los "intereses" de Minero ya que todos tienen la voz embargada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario