jueves, 4 de octubre de 2012

Jornadas de descanso "honorable"


Se está haciendo costumbre que el Concejo Municipal suspenda sus sesiones ordinarias por cualquier motivo. De acuerdo a normas internas en vigencia, las sesiones ordinarias están programadas para los días miércoles a las 15:00 p.m. La anterior semana la reunión fue suspendida porque a los cuatro munícipes oficialistas se les ocurrió asistir a una sesión de la Asamblea Legislativa Departamental en la que se iba a aprobar la contraparte de la Gobernación para la circunvalación oeste. Pero en honor a la verdad, daba lo mismo si los concejales minereños iban o no a esa reunión ya que igual los asambleístas tenían que aprobar el convenio. Su presencia en Santa Cruz fue una pérdida de tiempo. El miércoles 3 de octubre la sesión ordinaria fue nuevamente suspendida, según la versión del concejal que siempre le hace los dos tercios al oficialismo (en nombre dizque de una “oposición constructiva”), porque la presidenta del hemiciclo estaba de duelo y porque además el concejal Valerio Rodríguez “casualmente” ese día había pedido licencia para reunirse con la ABC, lo cual obviamente podía haber hecho cualquier otro día. Pero aun con la ausencia de esos dos concejales había quórum para llevar adelante la sesión. Sin embargo, oh sorpresa, porque –según el mismo relato– el concejal del MNR llegó faltando dos minutos para las 15:00 p.m. y se fue exactamente a esa hora y no esperó ni un minuto más a pesar de que el Reglamento Interno establece una tolerancia de 15 minutos, dejando solos a los otros dos munícipes, quienes empero no tenían de qué preocuparse porque igual iban a cobrar sus dietas por el solo hecho de haberse presentado a una sesión que finalmente no se realizó. Alguien debería poner coto a esto porque ya es el colmo que, entre 337 municipios que existen en Bolivia, solo en Minero se dan el lujo de sesionar una vez por semana (muchas veces las reuniones no duran ni dos horas). Incluso ha habido casos en que un concejal ha pedido licencia para asistir a eventos de proselitismo político, u otro que, según confesara cínicamente, había pedido licencia para irse de pesca. Y mientras los concejales sesionan cuando les da la gana, los vehículos del municipio se los roban o simplemente desaparecen, las obras siguen paralizadas, los vecinos del barrio Progreso siguen viviendo “con esa mierda ahí” (como diría la señora de Cosmin), en un círculo vicioso en el que nada sale bien y lo poco que se hace se hace mal, y no hay quién defienda los "intereses" de Minero ya que todos tienen la voz embargada.

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