miércoles, 10 de octubre de 2012

30 años de democracia

POR EL VIGILANTE

10 de octubre de 1982.- Guido Vildoso entrega la Presidencia de la 
República a Hernán Siles Suazo en medio de manifestaciones polí-
ticas y sociales que saludaban el inicio de este período democrático. 
Bolivia vive hoy sumergida en una vorágine de sucesos que cambian de intensidad de un día a otro. Mientras democracias europeas como Suiza y Suecia disfrutan los beneficios del progreso tecnológico –lo que se traduce en un altísimo estándar de vida en sus poblaciones–, acá aún no somos capaces de diseñar un proyecto común que nos lleve a la construcción de una nación fuerte en lo institucional, equilibrada en lo económico y equitativa en lo social. Es como si estuviéramos un eslabón menos en la evolución.
La Asamblea Constituyente de 2006 es la paradoja de ese fracaso nacional.  
Tras la locura militar de los años 70, de la democracia pactada de los años 80 y 90 entramos de golpe a un escenario de extremos entre los que están con el MAS y los que se oponen al gobierno de Evo Morales, pero no hay varitas mágicas en la construcción del Estado Plurinacional de Bolivia, por la simple razón de que la mitad de la población nunca se sentirá parte de ese sistema de vida, pero incluso si asumiéramos que el “proceso de cambio” es un proyecto sincero, lo cierto es que hasta ahora no sabemos cuál es la receta que sacará a la población excluida –el 60 por ciento– del circuito de necesidades no satisfechas, de infelicidad y de temor por el futuro.
El desfile diario de hospitales, coliseos y canchas sintéticas solo entra por los ojos de las cohortes aplaudidoras del régimen, de aquellos que solo miran Canal 7, porque en las calles la realidad es otra, es la realidad de los que no comulgan con tan limitada definición de lo que es “progreso” o “desarrollo”.
---

Una cronología breve y crítica

-En los años 50 Víctor Paz Estenssoro entrega parcelas a una clase proletaria e indígena pero los mejores latifundios a la nobleza de aquel entonces.
-En los años 70 emerge en el Oriente boliviano una nueva casta agropecuaria al amparo de la dictadura de Hugo Banzer, cuyo gobierno les dota de tierras y créditos blandos, pero ni un solo metro cuadrado a guarayos, guaraníes, chiquitanos y ayoreos.
-En 1980 Bolivia cae en manos de otra dictadura, la de Luis García Meza, cuyo gobierno de “reconstrucción nacional” da vía libre al narcotráfico y deja al país con una fabulosa deuda externa de 4.000 millones de dólares.
-Dos años después nuestra nación toca fondo a causa de una hiperinflación del 24 mil por ciento en el régimen de la UDP, donde castas familiares vinculadas al MIR-Nueva Mayoría se hacen ricas con el agio y la especulación.
-En 1985 regresa el Dr. Víctor Paz y con la venia del gurú de la economía mundial Jeffrey Sachs instauran el libre mercado en Bolivia, siendo su principal hito la “relocalización” de 20.000 mineros de la Comibol. El bullado caso Huanchaca quedaría en la retina de la opinión pública como el mejor ejemplo de corrupción vinculada al narcotráfico e impunidad transnacional.
-En 1989 llega Jaime Paz Zamora con su “revolución del comportamiento”, hay una gran bonanza económica cimentada en el narcotráfico, se privatiza empresas del Estado a precio de gallina muerta y llega a consolidarse como uno de los gobiernos más corruptos de la historia nacional. Es la época de los “narcovínculos”, cuyo chivo expiatorio, años después, sería el dirigente mirista Oscar Eid Franco. El gonismo cobraba así deudas pasadas.
-En 1993 llega Gonzalo Sánchez de Lozada con su maldita capitalización que, aunque atrae el capital externo a raudales, ahonda más la brecha entre ricos y pobres. En ese período la DEA captura en Lima un “narcoavión” boliviano con cuatro toneladas de cocaína. Fue otra demostración de cómo el monstruo de la corrupción había perforado las estructuras políticas neoliberales.
-En 1997 regresa Hugo Banzer pero ahora con ropaje de “demócrata”; el cáncer lo obliga a abandonar el cargo dos años y medio después dejando al país sumido en una gran recesión económica y una voraz red de corrupción dirigida desde Palacio de Gobierno.
-En 2000 llega Tuto Quiroga, quien tiene el tiempo suficiente para entregar nuestro gas a Chile y se va sin pena ni gloria.
-En 2002 vuelve Goni, más viejo y más serio, otorgando a las transnacionales petroleras contratos reñidos con los intereses del Estado y creando más impuestos, provocando que el pueblo se levante y él tenga que huir a EEUU dejando una nación ensangrentada y al borde de la guerra civil.
-En octubre de 2003 llega Carlos Mesa, notable historiador y periodista, consumado orador incluso, pero un fiasco como gobernante, y el ascenso al poder de Eduardo Rodríguez Verzet logra que oriente y occidente posterguen el enfrentamiento armado.
-En 2005 llega Evo Morales Ayma con gran respaldo del pueblo, son 7 años de éxitos aparentes como la nacionalización del gas, algunas logros sociales como el bono Juancito Pinto y la construcción masiva de hospitales, coliseos y canchas sintéticas en todo el territorio nacional, que empero no logran configurar una Bolivia unida (recordar los turbulentos años 2007 y 2008), lo que hace que hoy vivamos en permanente suspenso y zozobra no solo porque hay una economía errática o porque millones de personas no escaparán de la pobreza, sino también por la violación de los derechos humanos, el copamiento de los poderes del Estado, la toma de las organizaciones sociales, amenazas permanentes a la libertad de expresión, persecución política, ataques a la prensa independiente, instrumentación del pensamiento único, intolerancia, odio a lo cruceño, corrupción en todos los niveles del poder político, impunidad, encarcelamiento de autoridades opositoras, quebrantamiento de la Constitución con leyes como la Ley Marco de Autonomías o la construcción de una carretera por el Tipnis, etcétera, etcétera. No hay estado de derecho, no hay libertad de pensamiento porque cuando piensas distinto eres encasillado como “opositor”, las burguesías masistas que emergen como efecto de la lluvia de recursos económicos en municipios corruptos, una sociedad atemorizada por el galope de la delincuencia común y el crimen organizado, tribulaciones a la orden del día, ausencia del Estado en varias zonas rojas, destrucción de los parques naturales, un gobierno indígena que persigue a indígenas, ministros represores que son premiados con embajadas, ministros intocables y una larga lista de penurias que numerarlas una a una podría llenar un libro entero. En síntesis, 30 años de una democracia cuya madurez fue frenada de golpe a partir del año 2006.

No hay comentarios:

Publicar un comentario