Bolivia vive
hoy sumergida en una vorágine de sucesos que cambian de intensidad de un día a
otro. Mientras democracias europeas como Suiza y Suecia disfrutan los
beneficios del progreso tecnológico –lo que se traduce en un altísimo estándar
de vida en sus poblaciones–, acá aún no somos capaces de diseñar un proyecto
común que nos lleve a la construcción de una nación fuerte en lo institucional,
equilibrada en lo económico y equitativa en lo social. Es como si estuviéramos
un eslabón menos en la evolución.
Tras la locura
militar de los años 70, de la democracia pactada de los años 80 y 90 entramos
de golpe a un escenario de extremos entre los que están con el MAS y los que se
oponen al gobierno de Evo Morales, pero no hay varitas mágicas en la
construcción del Estado Plurinacional de Bolivia, por la simple razón de que la
mitad de la población nunca se sentirá parte de ese sistema de vida, pero
incluso si asumiéramos que el “proceso de cambio” es un proyecto sincero, lo
cierto es que hasta ahora no sabemos cuál es la receta que sacará a la
población excluida –el 60 por ciento– del circuito de necesidades no
satisfechas, de infelicidad y de temor por el futuro.
El desfile
diario de hospitales, coliseos y canchas sintéticas solo entra por los ojos de
las cohortes aplaudidoras del régimen, de aquellos que solo miran Canal 7,
porque en las calles la realidad es otra, es la realidad de los que no comulgan
con tan limitada definición de lo que es “progreso” o “desarrollo”.
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Una cronología
breve y crítica
-En los años
50 Víctor Paz Estenssoro entrega parcelas a una clase proletaria e indígena
pero los mejores latifundios a la nobleza de aquel entonces.
-En los años
70 emerge en el Oriente boliviano una nueva casta agropecuaria al amparo de la
dictadura de Hugo Banzer, cuyo gobierno les dota de tierras y créditos blandos,
pero ni un solo metro cuadrado a guarayos, guaraníes, chiquitanos y ayoreos.
-En 1980
Bolivia cae en manos de otra dictadura, la de Luis García Meza, cuyo gobierno
de “reconstrucción nacional” da vía libre al narcotráfico y deja al país con
una fabulosa deuda externa de 4.000 millones de dólares.
-Dos años
después nuestra nación toca fondo a causa de una hiperinflación del 24 mil por
ciento en el régimen de la UDP ,
donde castas familiares vinculadas al MIR-Nueva Mayoría se hacen ricas con el
agio y la especulación.
-En 1985
regresa el Dr. Víctor Paz y con la venia del gurú de la economía mundial
Jeffrey Sachs instauran el libre mercado en Bolivia, siendo su principal hito
la “relocalización” de 20.000 mineros de la Comibol. El bullado
caso Huanchaca quedaría en la retina de la opinión pública como el mejor
ejemplo de corrupción vinculada al narcotráfico e impunidad transnacional.
-En 1989 llega
Jaime Paz Zamora con su “revolución del comportamiento”, hay una gran bonanza
económica cimentada en el narcotráfico, se privatiza empresas del Estado a precio
de gallina muerta y llega a consolidarse como uno de los gobiernos más
corruptos de la historia nacional. Es la época de los “narcovínculos”, cuyo
chivo expiatorio, años después, sería el dirigente mirista Oscar Eid Franco. El
gonismo cobraba así deudas pasadas.
-En 1993 llega
Gonzalo Sánchez de Lozada con su maldita capitalización que, aunque atrae el
capital externo a raudales, ahonda más la brecha entre ricos y pobres. En ese
período la DEA
captura en Lima un “narcoavión” boliviano con cuatro toneladas de cocaína. Fue
otra demostración de cómo el monstruo de la corrupción había perforado las
estructuras políticas neoliberales.
-En 1997
regresa Hugo Banzer pero ahora con ropaje de “demócrata”; el cáncer lo obliga a
abandonar el cargo dos años y medio después dejando al país sumido en una gran
recesión económica y una voraz red de corrupción dirigida desde Palacio de
Gobierno.
-En 2000 llega
Tuto Quiroga, quien tiene el tiempo suficiente para entregar nuestro gas a
Chile y se va sin pena ni gloria.
-En 2002
vuelve Goni, más viejo y más serio, otorgando a las transnacionales petroleras
contratos reñidos con los intereses del Estado y creando más impuestos,
provocando que el pueblo se levante y él tenga que huir a EEUU dejando una
nación ensangrentada y al borde de la guerra civil.
-En octubre de
2003 llega Carlos Mesa, notable historiador y periodista, consumado orador
incluso, pero un fiasco como gobernante, y el ascenso al poder de Eduardo
Rodríguez Verzet logra que oriente y occidente posterguen el enfrentamiento
armado.
-En 2005 llega
Evo Morales Ayma con gran respaldo del pueblo, son 7 años de éxitos aparentes
como la nacionalización del gas, algunas logros sociales como el bono Juancito
Pinto y la construcción masiva de hospitales, coliseos y canchas sintéticas en
todo el territorio nacional, que empero no logran configurar una Bolivia unida
(recordar los turbulentos años 2007 y 2008), lo que hace que hoy vivamos en
permanente suspenso y zozobra no solo porque hay una economía errática o porque
millones de personas no escaparán de la pobreza, sino también por la violación
de los derechos humanos, el copamiento de los poderes del Estado, la toma de
las organizaciones sociales, amenazas permanentes a la libertad de expresión,
persecución política, ataques a la prensa independiente, instrumentación del
pensamiento único, intolerancia, odio a lo cruceño, corrupción en todos los
niveles del poder político, impunidad, encarcelamiento de autoridades
opositoras, quebrantamiento de la Constitución con leyes como la
Ley Marco de Autonomías o la construcción
de una carretera por el Tipnis, etcétera, etcétera. No hay estado de derecho,
no hay libertad de pensamiento porque cuando piensas distinto eres encasillado
como “opositor”, las burguesías masistas que emergen como efecto de la lluvia
de recursos económicos en municipios corruptos, una sociedad atemorizada por el
galope de la delincuencia común y el crimen organizado, tribulaciones a la
orden del día, ausencia del Estado en varias zonas rojas, destrucción de los
parques naturales, un gobierno indígena que persigue a indígenas, ministros
represores que son premiados con embajadas, ministros intocables y una larga
lista de penurias que numerarlas una a una podría llenar un libro entero. En
síntesis, 30 años de una democracia cuya madurez fue frenada de golpe a partir
del año 2006.
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