La
reunión privada de Cosmin en la que un medio escrito
que
combate la corrupción no fue bienvenido.
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Fue
notorio el enfado de la presidenta con la presencia del periodista porque a la
hora de los saludos protocolares mencionó a todos, incluso al infiltrado (llamándolo
“socio de Cosmin”), menos al periodista.
Pero
¿qué hacía un infiltrado en una reunión en la que se supone están solamente las
personas de confianza de las dos o tres autoridades que toman decisiones en la
institución del agua? ¿Quién lo invitó? ¿Cuál era el objetivo de su presencia?
¿Era un enviado de la alianza municipal? Si es así, ¿a cuál de las tres fuerzas
políticas de esa coalición representaba? ¿Tenía algo que ver con el reciente
acuerdo político suscrito entre Cosmin y la Alcaldía y por lo tanto estaba allí
en calidad de “observador” del alcalde?
Para
llegar a la verdad, es cuestión de armar el
rompecabezas. Primero, el infiltrado
en cuestión es hermano de un funcionario municipal jerárquico cuya cuota
política pertenece al MAS, aunque el profesional es un
emenerrista. Segundo, el infiltrado
es socio con su hermano en una empresa de insumos de construcción. Tercero, la presidenta no se sorprendió
con la presencia del infilrado y al término de los debates lo invitó para que
cenara a su lado. Cuarto, en la
reunión el infiltrado propuso que lo mejor sería que tanto la Alcaldía como
Cosmin contraten a un fiscal de obras cada uno por su lado. Quinto, podría ser que la presencia del
infiltrado responda a la necesidad de neutralizar a Neil Vargas en su objetivo
de impulsar un revocatorio, claro, en el hipotético caso de que la presencia
del infiltrado sea resultado del acuerdo suscrito entre Cosmin y la Alcaldía. Sexto, la presidencia
de Cosmin es una cuota del ala disidente del MAS con el aval del diputado Tupa
y una eventual reunificación del Instrumento Político hace necesario “construir
confianza” entre wistus y disidentes.
Séptimo, sorprende que dos o tres
personas del entorno de Cosmin ya no hablen de revocatorio como lo hacían
antes sino de armar el control social para el alcantarillado. Octavo, quien sea que haya invitado al
infiltrado a esa reunión significa que ese “alguien” trabaja para la alianza
municipal. No hay dónde perderse.
Otro
punto a considerar es que en esa reunión, excepto Vargas, nadie cuestionó el
gasto de 100.000 bolivianos que la directiva asumió para contratar al fiscal de
obras. Tal decisión viola el Art. 64 inciso c) del Estatuto Orgánico de la
Cooperativa de Agua que establece claramente que cualquier contrato o convenio
que el Consejo de Administración quiera suscribir tiene que ser “autorizado”
por la Asamblea
de Socios. A ese extremo se habría negociado el “mandato” de la última Asamblea
de Socios.
A
considerar también la decisión de que la próxima reunificación del MAS en
Minero incluya a todos (traidores, corruptos, revolucionarios de papel). Y nada
raro sería que la firma estampada en el nuevo acuerdo con la Alcaldía tenga el
valor de una candidatura en el 2015, a cambio, claro, de no impulsar un
referendo revocatorio ni promover la aplicación del Art. 144 de la Ley de Autonomías. Eso
explicaría la oposición de Neil Vargas ya que no solo lo sacan del negocio
del abastecimiento de materiales de construcción en la obra del alcantarillado
sino que también lo dejan aislado. Después de todo, la diferencia que se ha
visto entre ella y Vargas es que este último no transa con sus
enemigos. Entonces ahí todo cuadra. Cuando quieres poder, lo que menos importa es la voluntad de los socios.
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