miércoles, 7 de noviembre de 2012

Ocho OTBs dan un ultimátum al presidente del Comité de Vigilancia



Hace unos meses a los dirigentes Ibáñez y Ovando se los 
veía presionando a Gerardo Villarroel para que diera un 
paso al costado al fenecer su mandato. Extrañamente 
ninguno de los dos volvió a tocar el tema.
Ocho OTBs le han dado un plazo hasta el próximo martes 14 de noviembre al fenecido presidente del Comité de Vigilancia, Gerardo Villarroel, para que rinda su informe de gestión y convoque a elecciones. “Basta de mostrarnos como unos cobardes, si le vamos a hacer una lucha hagámosela de frente”, dijo una de las presidentas. “Es una locura que este señor siga en el cargo, debería darle vergüenza”, dijo otro.
En una reunión efectuada en un conocido local público la noche del martes, los dirigentes vecinales hicieron conocer sus inquietudes sobre los atropellos que, según dijeron, vienen sufriendo a manos de colaboracionistas de la alianza municipal gobernante, lo que se estaría manifestando con la instalación de juntas vecinales paralelas dondequiera que se esté gestando un movimiento opositor. "Ni bien ven una otebé opositora, ponen otra a su servicio", dijeron.
En la ocasión uno de los dirigentes llamó por teléfono a Villarroel para que se hiciera presente, este se excuso alegando que se encontraba trabajando en la empresa Unagro, pero se comprometió a convocar a las OTBs para una reunión el martes venidero.
“¿Cómo la hija del alcalde lo va a fiscalizar al alcalde?”, dijo una de las participantes en alusión a la actual presidenta de la FEJUVE. Otra dirigente se quejó de que su barrio es perjudicado por el único motivo de que no goza de la confianza de Villarroel, quien se mantiene en el cargo pese a que hace cinco meses feneció su gestión. “Es difícil decir los cosas, pero en mi caso yo no tengo miedo a las autoridades, por mí que el periodista de EL SURCO saque todo lo que yo diga, no le tengo miedo ni al alcalde”, dijo otro de los dirigentes luego de que una señora pidiera cortésmente al medio de prensa que informara con cautela sobre la reunión. Previamente el periodista había preguntado a las OTBs si la reunión era pública o privada, a fin de evitar susceptibilidades, pues ya había tenido una amarga experiencia en la cooperativa Cosmin donde se le pidió que abandonara el edificio ya que se quería legitimar el reciente acuerdo suscrito con la Alcaldía dándolo a conocer a un reducido grupo de cinco o seis dirigentes “de confianza”, debido a que la Asamblea de Socios no lo había autorizado.

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