lunes, 19 de noviembre de 2012

A buen entendedor, pocas palabras


POR EL VIGILANTE


El gobierno municipal acaba de adquirir un tractor y un aparatejo para desmalezar a un precio de casi 450 mil bolivianos, o sea, más de sesenta mil dólares americanos. Aseguran que esta maquinaria beneficiará principalmente a las comunidades rurales de Minero. No se hacen problema por el precio, ya que la plata no sale de su bolsillo, y el tema que preocupa ahora es que de aquí en adelante probablemente no haya quién controle su uso, porque esta máquina puede ser usada indebidamente, de hecho, los políticos podrían utilizarlo para realizar trabajos en las tierras de su propiedad (o las que tienen a nombre de sus parientes) o en las tierras de sus padrinos o correligionarios, y nadie dirá nada ya que el Comité de Vigilancia no tiene tiempo para estas cosas y los concejales andan en otros afanes. Han gastado casi medio millón de bolivianos en un tractor. Al mismo tiempo, existe otro tractor –el tractorcito lo llaman– que se encuentra desaparecido desde hace varios meses. Lo llevaron a un taller de la capital cruceña y de ahí no se supo más; simplemente desapareció. El ejecutivo municipal afirma que hizo la denuncia en Diprove y en la FELCC, pero no ha mostrado pruebas de ello, peor aún, de que algún fiscal le esté dando atención a este asunto, pese a la clarísima figura de daño económico al Estado. Pero si acá gobernara un alcalde opositor, ¡guay! de nosotros, hubieran venido hace rato a sentarle la mano aplicando el Art. 144 de la Ley de Autonomías así como lo han hecho en otros municipios, tumbando alcaldes hasta por cosas tan ridículas como la compra de mil litros de diesel o el alquiler de una fotocopiadora. Y no se trata aquí de insinuar que alguien sea culpable o inocente, simplemente nos hacemos la misma pregunta que se hacen los vecinos, y es que son tantas cosas las que suceden en nuestro pueblo y que en Santa Cruz de la Sierra nadie se dé por enterado, da para pensar, ¿no? La respuesta parece obvia: porque tienen todo copado, la Fiscalía, el Ministerio de Transparencia y la Contraloría, estas instituciones tienen una guillotina formidable por su eficiencia y capacidad de demolición, pero solo la utilizan en municipios opositores o para castigar a algún alcalde masista que se esté “desviando” del proceso de cambio. A los alcaldes oficialistas o sus aliados ni los miran. Al paso que vamos, puede que un día de estos el estadio de fútbol termine desplomándose así como se desplomó el tinglado del barrio Unagro, o que el pavimento de Villa Mary termine abandonado, o que el alcantarillado sanitario termine siendo un fracaso por la voracidad política, pero será como si nada hubiera pasado, y todo seguirá igual. Se los aseguro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario