Lo
que llama la atención es la desesperación de las autoridades de la cooperativa
que se involucran en actividades que nada tienen que ver con la función para la
cual fueron elegidas, que es dotar a la población de agua potable. Asombra ver
a su principal autoridad perifoneando en las calles en el afán de utilizar con
fines políticos un servicio que corresponde solo al SEGIP (Servicio General de
Identificación Personal), en claro afán electoral con vista a las elecciones en
Cosmin, buscando seguramente una reelección, mientras la población es castigada
con el racionamiento de agua potable como nunca había ocurrido en toda la
historia del pueblo, lo que se manifiesta en reiterativos cortes del servicio
sin previo aviso.
La
presidenta de Cosmin, que hace poco echó al Ing. Mario Aldapi de la gerencia
porque este se opuso a que ella se aumentara el sueldo de 1.800 a 4.000
bolivianos, ahora se encuentra embarcada en una campaña para otros dos años de
gestión con el apoyo de las facciones mamanistas y del diputado Edwin Tupa,
quien dicho sea de paso no tiene pisada en Minero, al menos no entre la
militancia de su propio partido el Movimiento al Socialismo.
Que
la Alcaldía haga política con la carnetización no es extraño, lo censurable es
que una institución como Cosmin, que se supone es el último reducto moral que
queda en Minero, caiga en prácticas que ellos mismos critican, mostrando así
que son más de lo mismo.
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