lunes, 24 de septiembre de 2012

Ficciones en homenaje a Santa Cruz

POR EL VIGILANTE


El estudiantado y la institucionalidad de Minero han ofrecido sus mejores galas para rendir homenaje a los 202 años de la gesta libertaria del departamento de Santa Cruz, en contraste con los discursos trillados de autoridades políticas y cívicas y cuyo contenido, vacío tanto de forma como de fondo, no permite vislumbrar un futuro promisorio para este pueblo.
Suena anecdótico, pero aun antes de que esas autoridades pronunciaran sus discursos en el acto central efectuado hoy en la Plaza 15 de Mayo, era previsible lo que iban a decir, porque son discursos que venimos escuchando desde hace años, ofertas repetidas, promesas gastadas, mentiras recurrentes, en otras palabras, solo ficciones.
En su discurso el alcalde Freddy Rivero volvió a reiterar, como lo viene haciendo cada vez que tiene un micrófono a su disposición, ofertas de obras de gran envergadura, esta vez “como homenaje y como regalo a Santa Cruz”, mencionando las dos circunvalaciones, el Palacio de los Deportes, un quirófano, un módulo policial, la Casa de la Cultura, el Palacio de Justicia, un instituto tecnológico, así como la compra de un tractor agrícola y de una volqueta. Hasta un parque industrial y una doble vía pavimentada aparecen en la oferta. “Si logramos [estas obras] estaríamos dejando las bases de lo que sería la ciudad emergente”, dijo la autoridad edil. Es irónico que la frase “ciudad emergente” hubiera sido tomada del título de una obra literaria (Ciudad emergente) cuyo borrador fue a parar al basurero cuando el autor del nuevo libro acudió a la Alcaldía en busca de ayuda económica para poder publicarlo.
Pero volviendo a la lista de obras “macro” mencionadas arriba, es claro que se trata de obras que no existen o que se vienen ofreciendo desde hace mucho tiempo. Y lo peor es que no hay certeza de que una sola de esas cosas algún día la veamos convertida en una obra de calidad, bien hecha y sin sobreprecio. Pero había la necesidad de “regalar” algo a Santa Cruz, aunque solo se tratara de cosas intangibles.
“¿Dónde están pues esas obras que está diciendo?”, preguntó un anciano del interior del país tras oír con atención el discurso del Sr. Alcalde.
Y es que una cosa es la gente y sus instituciones, la lucha de todos los días por abrirse paso en la vida, cada quien en lo que más sabe, unos con más fortuna que otros, y otra cosa es el andamiaje de la clase política dominante cuyo accionar es responsable del atraso y la postergación en que nos encontramos, ubicados en el puesto 76 de la cadena evolutiva del país, lejos de municipios como Portachuelo, Camiri y La Guardia, por mencionar solo algunos, cuyos índices de desarrollo humano nos provocan envidia, porque por culpa de la política es que hoy tenemos que vivir, como lo diría sin tanto protocolo la señora G, “con esa mierda ahí”, en alusión al espantoso cuadro de caos urbanístico, olores pestilentes y aguas cloacales que se dibuja desde hace años en el barrio Progreso.
Somos un pueblo carcomido por el sectarismo político. Nuestras instituciones están contaminadas por la división política que no solo se da al interior del MAS-IPSP sino entre las propias fuerzas políticas que hoy gobiernan o cogobiernan esas entidades.
Sería largo de enumerar una a una la lista de problemas no resueltos y necesidades insatisfechas o el festival de incongruencias que se dan en la administración municipal o las familias que, adheridas al poder político de turno, succionan del erario municipal. No vale la pena, además los tibios aplausos que siguieron a los discursos pronunciados es nomás una forma con que la vecindad expresa su disconformidad con lo que hoy nos pasa. Es increíble, por ejemplo, que en nueve meses de la gestión 2012 no hubiéramos tenido un solo logro que sea digno de mención para poder ofrendar en tan histórica fecha. Porque terminados los discursos volvemos a la realidad que nos toca vivir a diario, la de las obras paralizadas y la de los proyectos grandiosos que nunca se concretan, es una realidad en la que nada parece salir bien y lo poco que se hace se hace mal, por la razón de que quienes transitoriamente hoy administran los “intereses” de Minero no tienen la capacidad ni la idoneidad suficientes como para poner en marcha una era de transformaciones de las que todos y cada uno de nosotros nos sintamos parte, y porque, al no haber tenido esa capacidad ni esa idoneidad, esos administradores han dado motivos de sobra para prescindir de ellos. 

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