viernes, 28 de septiembre de 2012

Dirigencias masistas hicieron política con las mujeres embarazadas

POR EL VIGILANTE

Mujeres hacen cola en las puertas del edificio del Palacio Consistorial 
antes de ingresar a un cajero del banco Unión. Solo se podía cobrar ahí.
En las dos jornadas en que se procedió al pago del bono “Juana Azurduy de Padilla” se hizo manifiesta la voracidad de las dirigencias que hoy pugnan en Minero por la posesión de la sigla oficial del Movimiento al Socialismo. Y en esa lucha por el poder las afectadas resultaron ser centenares de mujeres embarazadas y otras que, con bebés a cuestas, tuvieron que sufrir lo indecible para poder cobrar sumas de 50 y 125 bolivianos.
El que las militancias masistas llegaran divididas a la ejecución de este programa social ya era un problema, que, como era previsible, se tradujo en desorganización y hasta mala atención. Por su lado los dirigentes de ambos bandos se hacían pedazos en las radioemisoras reclamando para sí la “franquicia” del bono, Valerio Rodríguez en su hábitat y Límber Guamán en el suyo (el contador jura haber sido el verdadero gestor). Incluso la concejala suplente Lidia Flores lo llamó “zorro” a Wicho y a su vez el Dr. Carrillo felicitó a los concejales oficialistas Valerio, Ruddy y Chiquitín por el papel que supuestamente jugaron para que este programa llegue a nuestro municipio. “Esto ha sido gestión del concejal Valerio y la Alcaldía ha dado todo el apoyo logístico”, resumió el montereño. Para Guamán, en cambio, Valerio se agarra de los logros de otros y es “un oportunista”. Lo irónico del caso es que ambos bandos se acusaban de hacer campaña política con las mujeres embarazadas.
En medio del intercambio visceral de sus correligionarios locales operaron las comisiones técnicas enviadas por el Ministerio de Salud y las que llevaron la peor parte fueron las mujeres embarazadas que tuvieron que hacer largas colas y literalmente se pasaron el día entero llenando formularios en una infinidad de computadoras portátiles. Muchas tuvieron más “suerte” porque sus nombres o los de sus bebés no estaban en el sistema.
No se cuestiona el bono en sí sino la forma de aplicarlo, y tampoco se entiende cómo es que algo de tan poco valor (con 50 bolivianos no compras ni un pescado y 125 bolivianos no te alcanzan ni para medio quintal de arroz) termine amargándoles la vida a las supuestas beneficiarias. ¿Por qué hacer sufrir tanto a estas pobres mujeres por 50 bolivianos? ¿Por qué simplemente no se les paga a sola presentación del carnet de identidad y el certificado de embarazo? ¿Para qué hacer tanto circo?
Pero si ya era indignante la exposición de las mujeres a este vía crucis por tener que estar paradas seis, siete u ocho horas, el obligarlas a cobrar en el edificio de la Municipalidad ya fue el colmo. Fue la manifestación de que en política no importan los medios sino los fines. Pero al menos sirvió para confirmar la intencionalidad política que había detrás del evento, y en esto no hay ángeles, solo hay demonios, y así una vez más la acumulación de poder prima sobre la solidaridad y la paranoia se impone al sentido común. 
Es la naturaleza de la política criolla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario